Caos en el comercio marítimo: las precauciones que evitarían una nueva crisis
Ante la aparición de nuevos conflictos y en la búsqueda de nuevas perspectivas de mercado, Descartes Systems Group despliega una serie de recomendaciones para disminuir los riesgos en el uso de la ruta marítima.
Luego de las continuas interrupciones en los envíos globales en transporte marítimo
como consecuencia de la pandemia, el mundo continúa planificando nuevas acciones
que permitan rediseñar el flujo del transporte y potenciar el comercio internacional. Ante
la aparición de nuevos conflictos y en la búsqueda de nuevas perspectivas de mercado,
Descartes Systems Group despliega una serie de recomendaciones para disminuir los
riesgos en el uso de la ruta marítima.
“Antes que el sueño (o el terror) tejiera / mitologías y cosmogonías / antes que el
tiempo se acuñara en días / el mar, el siempre mar, ya estaba y era.” recitaba
Jorge Luis Borges en uno de sus tantos poemas. Fuente de inagotable literatura,
el mar es motivo de reflexión y representa un espacio de constante cambio,
donde la marea y sus olas traen nuevas sensaciones. ¿Por qué habría de
extrañarnos la mutabilidad en un espacio siempre asociado a la transformación?
Si bien disfrutamos de la incertidumbre en una narrativa, en la vida real la falta de
certezas no es más ni menos que caos y temor al futuro. El mar ya estaba y era
antes que el hombre lo utilizara como ruta de transporte y hoy el mercado
depende de una buena estrategia marítima: ¿seremos capaces de planificar un
óptimo plan para 2023?
En el último trimestre de 2022, en el Foro de Integración de transporte marítimo,
terrestre y ferroviario del MERCOSUR, diversas autoridades gubernamentales
propusieron una acción de gran importancia para el comercio latinoamericano:
buscar una agenda de trabajo en conjunto para mejorar el transporte y
potenciar así el vínculo logístico entre los países que participan en esta
alianza. En esta comisión, realizada en el Congreso de la Nación Argentina en
Buenos Aires, también participó el Subsecretario de Transporte de Uruguay, Juan
José Olaizola y presentó el Plan de Infraestructura Vial del país, destacando que
“es una inversión para el quinquenio de 3.300 millones de dólares, que
supone una inversión de 2.5 millones de dólares por día en la red vial nacional
que consta de 8.800 km de ruta en todo el país”. De esta manera, el diálogo
entre Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela comienza a dar frutos y a crear
medidas concretas para mejorar la logística latinoamericana.
Según la Organización Mundial del Comercio, el transporte marítimo representa
más del 80% del volumen del mercado mundial, por lo que su funcionamiento
incide directa o indirectamente en todas las áreas sociales. Cabe recordar que la
Asociación de la Industria Frigorífica del Uruguay y la Cámara de la Industria
Frigorífica, las dos gremiales más importantes de este país, durante 2021 lanzaron
un comunicado donde alertaron sobre la compleja situación comercial que se
estaba vivenciando y afirmaban no encontrar soluciones a corto plazo ante
esa realidad. A dos años de dicha alerta, Descartes Systems Group, líder global en
soluciones de software de routing y logística, y especialista en inteligencia comercial, detectó números llamativos en los balances estadounidenses.
El volumen de importaciones de EE. UU. disminuyó nuevamente en noviembre de
2022 y ahora la pregunta es si 2023 se parecerá más a 2019 (teniendo en cuenta la
crisis por la pandemia), pero con más turbulencias en la cadena de suministro. El
caso norteamericano es interesante de analizar, tanto en su diagnóstico como en
las soluciones recomendadas, para evitar que esta problemática se replique en
los países latinoamericanos y, obviamente, para evitar una nueva crisis. Helen
Abdu, responsable por soluciones de Global Trade Intelligence en
Latinoamérica de Descartes Systems Group, recomienda luego de analizar
estos datos de EE.UU., mantenerse alerta sobre los siguientes aspectos:
● Volumen de comercio, que es el que genera presión sobre los puertos y la
logística interna hasta que se pueda mejorar la infraestructura.
● Tiempos de espera del puerto como indicación de la mejora de las
capacidades de procesamiento portuario o de que la demanda de bienes y
servicios logísticos está disminuyendo.
● Impacto continuo de la pandemia, dado que la propagación de las
variantes de COVID continúa agregando incertidumbre e impacta las
cadenas de suministro ya que los diferentes países se ven afectados en
diferentes momentos y por diferentes duraciones con reglas estrictas y
bloqueos en algunos casos.
● Indicadores económicos clave, como la tasa de inflación, el empleo, la
proporción de inventario frente a ventas, el gasto de consumo de las
familias, etc. determinan un cambio fundamental en el comportamiento
de compra de los consumidores.
● La inflación, consecuencia del conflicto Rusia-Ucrania, puede ser la única
manera de desacelerar la sólida economía estadounidense y así ayudar a
aliviar los problemas relacionados con la capacidad logística global.
Si bien es factible mantener una investigación detallada sobre estos puntos, es
probable que tomando medidas en conjunto los resultados sean vistos más
rápidamente. Ante esto nos preguntamos: ¿la alianza entre los países
sudamericanos dará respuesta y evitará una nueva crisis comercial? Por lo pronto,
Descartes da sugerencias para ayudar a mitigar la presión de las continuas
interrupciones del envío global en transporte marítimo independientemente si el
acuerdo entre países termina por concretarse. La especialista Helen Abdu da a su
vez recomendaciones que se dividen en tres etapas temporales:
Corto plazo:
● Realice un seguimiento de la propagación de las variantes de COVID para
determinar cuándo afectarán a partes críticas de la cadena de suministro,
especialmente en China y otros países con políticas de contención severas.
● Realice un seguimiento de los envíos marítimos para controlar los retrasos
en los puertos, en particular para los puertos de la costa este y del golfo.
● Evaluar el impacto de la inflación y el conflicto entre Rusia y Ucrania en los
costos de logística y las limitaciones de capacidad, asegurándose de que
los socios comerciales clave no estén en las listas de sanciones.
● Concéntrese en mantener los recursos de la cadena de suministro que
tiene.
Mediano plazo:
● Reevalúe el flujo de mercancías y analizar los puertos y sus tiempos de
espera.
● Continúe buscando rutas de transporte menos congestionadas para
mejorar la velocidad y la confiabilidad de la cadena de suministro. El
tiempo de tránsito total es importante, pero también lo es la previsibilidad
de la cadena de suministro, y evaluar carriles de transporte alternativos.
A largo plazo:
● Evalúe la densidad de ubicación de proveedores y fábricas para mitigar la
dependencia de rutas comerciales sobrecargadas y regiones del mundo
que tienen el potencial de conflicto. La densidad crea una economía de
escala pero también un riesgo, y la pandemia y la subsiguiente crisis de
capacidad logística resaltan las desventajas. Los conflictos no suceden “de
la noche a la mañana”, por lo que ahora es el momento de abordar este
problema potencialmente disruptivo para el negocio.
Bajo estos lineamientos, podremos crear un plan de trabajo que abarque tres
periodos. Si bien a corto plazo no veremos cambios radicales, esas pequeñas
acciones serán la base de un futuro próspero para el comercio. De esta manera
podemos comenzar a planificar nuestra ruta marítima para 2023, dejando así el
horizonte de las sorpresas para los poetas, mientras los especialistas en
inteligencia comercial trazan caminos hacia acuerdos concretos y certeros.
Para más información sobre Descartes System Group ingresá a
www.descartes.com/es
Acerca de Descartes:
Descartes es la empresa líder a nivel global en soluciones de Software para
optimizar la productividad, el rendimiento y la seguridad de las organizaciones a
través de la logística. Gracias a sus recursos multimodales, provee soluciones
modulares de Software para enrutar, programar, rastrear y medir los recursos de
entrega; planificar, asignar y ejecutar envíos; tasar, auditar y pagar facturas de
transporte; acceder a datos de comercio internacional; y presentar documentos
aduaneros y de seguridad para importaciones y exportaciones.
Con una sede central en Waterloo (Ontario), Canadá, cuenta con oficinas y socios
en todo el mundo.